Un hombre se encontraba pescando en el lago Mart Yavr en julio de 2004, a 18 millas al sudeste de Luostari (Rusia), cuando descubrió lo que parecía la silueta de un avión a 5 metros de profundidad. Se trataba de un P-39 Aircobra. En noviembre de 1944 el avión consiguió aterrizar sobre las aguas congeladas del lago y permaneció allí hasta el momento del deshielo para posteriormente sumergirse y descansar sobre su fondo durante más de 60 años.
El Bell P-39 Airacobra, de origen estadounidense, sirvió en la II Guerra Mundial en numerosos frentes de batalla. Entró en servicio en el año 1941 hasta que a finales de 1944 lo sustituyeron por aparatos más potentes y con mejores prestaciones. El avión no gustaba a los pilotos americanos y británicos, de modo que 4700 unidades del P-39 fueron enviados a la Unión Soviética, donde gozaba de mejor fama entre los pilotos, que exprimieron su potente armamento al máximo. Posteriormente fue empleado por otros países como Italia, Portugal o Francia.
Como anécdota, en su interior se encontró un libro de registro de su mantenimiento así como información relacionada con las horas de vuelo, los servicios de los pilotos y sus nombres. Milagrosamente esta información se halló en buen estado y mínimamente legible, salvo algunas páginas.
El P-39 fue transportado a Moscú, donde recibió su certificado de exportación. Más tarde se dirigió a las instalaciones de Jim Pearce en West Sussex, donde se limpió a fondo e inspeccionó detenidamente.
Finalmente se puso a la venta y por lo visto ya tiene un nuevo dueño: ha vuelto a casa, dicho de otra forma, ha ido a parar al Museo Aeroespacial de Niágara (Buffalo, EEUU) que curiosamente es el mismo edifició en donde fue construido en 1943.
Fuentes: wikipedia, untoldvalor, warrelics y warbirdfinders.
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